HISTORIAS DE NUESTRA GENERACIÓN

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Una historia de dos


Érase una vez una mujer que conoció a un hombre. Los dos empezaron a atraerse y comenzaron a salir.

Un día, estando los dos tomando café en una terraza de la calle principal, él le dijo que la quería.
Ella le miró y le preguntó:
“por qué me quieres”
y él sólo pudo contestar:
“porque sería capaz de dar mi vida por ti, de entregarte todo lo que tengo a cambio de nada”.

Al cabo de tres meses, decidieron hacer un viaje en coche. Él conducía y ella le guiaba con el mapa. Por un despiste de él, el coche hizo un movimiento extraño y se salió de la carretera. El pudo salir del vehículo por su propio pie pero ella, que se había llevado la peor parte, no podía moverse, estaba atrapada.

Su estado era muy grave.La tuvieron que trasladar en helicóptero al primer hospital de la zona. Él no paraba de preguntarse cómo demonios no le había pasado nada y en cambio ella estaba a punto de morir.

Llegados al hospital, la metieron en una sala especial de observación. Los médicos empezaron a examinar su estado. No lo veían nada claro. Sus constantes vitales eran débiles y había perdido mucha sangre.
Él intentó acercarse a ella en un primer intento, pero una enfermera, se lo impidió. Necesitaba hacer algo. No quería que muriese.

Ya no pudo aguantar más y sin hacer caso a los médicos se acercó a ella y la besó en los labios. Sólo dijo una frase
no vas a morir hoy, te lo prometo

Los médicos rápidamente le cogieron y se lo llevaron fuera de la sala.

Él no recuerda el tiempo que estuvo a solas, esperando a que alguien le dijese algo sobre el estado de salud de ella. Creía que todo iba a acabar ahí.

Por fin un médico se reunió con él. Le comunicó que ella estaba mejorando. De algún modo, no sabía cómo, ella misma se empezó a curar. Su pulso volvió a ser estable y podía respirar con facilidad.

Pasó un mes y al final ella pudo salir del hospital.

El recuerdo de sufrir un accidente de tráfico grave es muy amargo. Los dos tuvieron que ser fuertes para superarlo. Él pensó que la iba a perder para siempre y ella creía haber estado muerta.

El tiempo pasó y la relación entre ellos se hizo más fuerte, más intensa.

Pero un día, él empezó a sentir un dolor dentro de su cuerpo que le asustó mucho. Fue al médico y éste le hizo toda clase de pruebas. No encontró nada. Todo estaba bien.
Él sabía que no podía estar todo bien, algo había dentro de él, que le estaba consumiendo. Sentía que su cuerpo se quemaba.

Empezó a no dormir bien por las noches, le costaba conciliar el sueño. A veces lo que comía luego tenía que vomitarlo. Poco a poco empezó a perder peso. Se sentía débil y para colmo, ahora la luz del sol le hacía daño a la vista y a su piel. Le empezaron a salir erupciones por el cuerpo.

Ella estaba aterrorizada sobre lo que le estaba pasando. Sufría tanto al verle. Lloraba cada mañana cuando le veía despertarse y le costaba levantarse de la cama y tenía que pedir ayuda porque no tenía fuerzas para hacerlo.

Él le dijo, mientras los ojos de ella se humedecían por las lágrimas:

“No intentes llamar a una ambulancia ni llevarme directamente a un hospital, ni traer a un médico aquí. Nadie puede ayudarme. Nadie va a encontrar nada. Yo se lo que me pasa…..”

Que te pasa, por favor dímelo….” Respondió ella.

Él sonrió y luego la cogió de la mano.

“ Un día decidí dar mi vida por ti y tú lo sabes, por que te lo dije. Por eso ahora tengo que morir. Yo ya no tengo vida, está dentro de ti.”

Escrito por el de Barcelona


5 comentarios:

noe78 dijo...

Buenos días.
Conmovedora y triste historia.
La verdad es que me ha costado decidirme a escribir porque cuando he terminado de leerla me ha dejado pensando y dándole vueltas a la cabeza sobre lo que implica querer a alquien y sobre todo quererlo de esa manera.
En realidad no sé si soy capaz y lo que es peor, no sé si quiero querer (valga la redundancia) de esa manera a alguien y me explico...
En el pasado, y salvando las distancias con este relato, yo quise de una manera similar, sin pensar en mí, sin calibrar consecuencias, sin medida...hubiera dado todo lo que me hubieran pedido y de hecho lo hice...pero un día algo pasó, fue como un flash, me dí cuenta de que la otra persona no me quería como yo creía que me quería, me di cuenta que se dejaba querer, que le había acostumbrado a recibir y no necesitaba dar y me sentí perdida y vacía.Era como si me faltara una parte de mi cuerpo y ya nada pudo ser igual nunca.
No hace falta que diga que lo pasé muy mal y que aunque no me cierro al amor si soy cautelosa y no doy las cosas por sentadas.Quiero que me quieran sí, pero que no me idolatren ni me hagan el centro de nada, quiero querer pero no dejar de ser yo misma...supongo que es muy difícil de explicar, pero es que es muy difícil de sentir, por eso cuando leo este tipo de cosas me parecen enternecedoras pero poco realistas...quizá necesito que alguien de la vida por mí así para cambiar de opinión?????
Un besazo.
Noelia.

Anónimo dijo...

Está claro. Acabo de entenderlo todo. Y gracias a estrelato. Es obvio. El amor es una enfermedad...

...que se cura con el matrimonio.

Y quizás por eso muchos de nosotros no tengamos esos síntomas, jejejeje... todavía... vaya... jejejeje...

Je suis Le Soleil, je suis... je suis...

Los Caballos de Troya dijo...

Habla el de BArcelonA.

Lo peor es que la otra parte se acostumbre a ser querida y no vea la necesidad de dar. Uno a veces debe decidir si seguir así, asumiendo que siempre dará más del 50%, o no. Lo mejor que puede haber entre las personas es la palabra; hablando se llegan a comprender muchas cosas. El problema es ponerse a hablar.....

Tenemos que dar la bienvenida a Le SOleil, que desde Galicia se anima a participar en ésto.

Anónimo dijo...

Me alegra saber que el autor de esta historia es el primo de Barcelona. Después de la primera lectura creí que la había copiado de alguien pero al saber que era original me gustó mucho más.
Me muestra con este relato que tiene una sensibilidad muy profunda a la hora de crear y que sabe estructurarlo muy bien. ¡Ánimo Alfonso y sigue con este tipo de historias! Espero leer más historias tuyas.

Anónimo dijo...

Al hilo del emotivo artículo “Una historia de dos” (bonito pero triste), tan solo decirte una cosa respecto del siguiente párrafo:

Él sonrió y luego la cogió de la mano.

“ Un día decidí dar mi vida por ti y tú lo sabes, por que te lo dije. Por eso ahora tengo que morir. Yo ya no tengo vida, está dentro de ti.”

El chico no debería haberle dicho que se estaba muriendo porque él había cambiado su vida por la de ella, pues fue una decisión unilateral. El amor verdadero no necesita de reconocimiento, aunque sí de reciprocidad.

Bien, después de estas reflexiones tan profundas, espero que éstas y las historias que nos cuentas en el blog, nos ayuden a todos a entender y valorar lo importante de la vida y, lo más importante, a ponerlo en práctica día a día, porque las palabras bonitas son más fáciles de leer que de encontrar.