Vivimos en un continente y país pobre, en una región desértica, en un pueblo sin agua…..
Éramos cuarenta y ocho habitantes. Nos sentíamos desdichados por que no había una salida a nuestra desgracia. Nuestro país era un desastre. Después de que se fuesen nuestros colonizadores, nos dejaron lo peor de la clase política. En vez de crear una democracia e implantar derechos civiles y humanos, se volvieron tiranos y corruptos. Nos abofetearon en la cara, nos dieron órdenes y nos “encadenaron” de pies y manos.
Y aquí nadie hizo nada para salvarnos. Otros, se limitaron a matar a los que estaban en el poder para ponerse ellos en su lugar y seguir gobernando de la misma manera, tiranizando al pueblo.
Matar a otros humanos no resuelve nada.
Harto de todo, decido empeñar todos mis escasos bienes para poder pagar un viaje al otro continente. Ese que todos hablan y que le llaman el de la esperanza. Me llevo a mi familia conmigo. Quiero que mis hijos crezcan con dignidad y que tengan un futuro próspero. Queremos encontrar trabajo, ganar dinero, poder comer…..
Mañana salimos desde la playa. Seremos veintiocho personas. Iremos en esos barcos de pescadores. Menos mal que la distancia no es muy larga, alrededor de catorce kilómetros.
Por fin llegaremos al continente del hombre negro.
África.
Ahí nos ayudaran. Nos darán trabajo y nos pagarán por ello. Le digo a mi hijo que no sufra, por si ve que es rechazado por el color de su piel. Aunque nosotros seamos blancos, esa va a ser la única diferencia entre ellos.
Da igual donde empecemos a trabajar. Me han dicho, que siempre nos colocan para el servicio de la limpieza, de paleta o en el campo. Bueno, todo trabajo es digno de hacerlo y si te pagan, mucho mejor. Yo sólo quiero comer y dar de comer a mis hijos.
Por fin nos iremos de este continente, Europa, para no volver nunca más. Ojalá encontremos la prosperidad en África y podamos quedarnos para siempre en el continente negro.
Escrito por el de Barcelona
3 comentarios:
Un comentario fuera de contexto:
Acabo de leer la etiqueta del 20 de diciembre,"Una historia de dos"
y quiero dejar un testimonio simple: Me ha parecido hermosísi-mo. Felicidades.
Tengo que decirte que esto que he leído, que tú has plasmado, es una de las maneras más bonitas de entender la inmigración. Algo que NUNCA NADIE hace, es decir, PONERSE EN EL LUGAR DEL OTRO, del que deja todo, todo lo suyo, su casa, su tierra, su familia: su vida. Y pensar que hay gente que cree que emigran por gusto!!! Malditos ignorantes, intolerantes!! Yo lo que suelo hacer ante esta gente es estremecerme, porque me dan auténtica pena, pienso: pobres ignorantes!! Es simplemente incultura.
Me quito el sombrero ante tu post.
Un fuerte abrazo,
La mujer de un inmigrante, NEGRO.
Gracias por tu comentario.
A las personas nos cuesta ponernos en el lugar del otro en muchas situaciones. Es un ejercicio que hay que aprender.
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