HISTORIAS DE NUESTRA GENERACIÓN

domingo, 7 de diciembre de 2008

Un mensaje a descifrar

Año 1984
"Ya lo he decidido. Me cojo el primer barco a Italia y desde ahí cojo el primer avión a España. Es más sencillo para mí ir a Barcelona que no a Madrid. La zona por donde vive el señor Dalí está más cerca de Barcelona. Tengo que encontrarle antes que ellos le encuentren. Y ahora que pienso, antes que ellos me encuentren a mí también. No se cómo me he metido en esta historia. Me parece que estoy viviendo una película de cine negro del señor Hitchcock, una del estilo de Notorius, que vi con mi padre en el cine a los siete años o aquélla otra que fui solo, North by Northwest.

Pues sí, estoy viviendo una película de cine negro y de suspense, pero en este caso, los malos sí que son de verdad y te pueden hacer mucho daño. Puedo enfrentarme a ellos o huir. Huir si uno quiere sobrevivir. Yo no lo sé. Quizá me ocurra algo, pero soy un periodista y me he comprometido a averiguar la verdad de todo. Éstas son las últimas palabras que dejo escritas en mi diario.
Voy a donde vive Abernyd y se lo dejo para que me lo guarde. Le diré que me ausentaré tres días y que al cuarto día le volveré a ver. Como no va a ser así, cuando vea que no he vuelto, cogerá el diario y lo leerá. Entonces conocerá todo lo que he investigado en estos dieciseis años sobre el caso Dalí, y si yo desaparezco, él sabrá por qué, e irá a buscarme."


Año 1968
"Tras la rueda de prensa o charla del señor Dalí, el delegado de cultura del ayuntamiento de París y el director de la sala de exposiciones del Jeu de Paume animaron al señor Dalí a recorrer la galería para que nos enseñase y explicase, a los periodistas que estábamos, sus cuadros. Yo estaba algo cansado pero tenía curiosidad por aprender un poco qué quería transmitir Salvador Dalí con sus cuadros. Ese hombre había fascinado a medio país civilizado y yo todavía, no llegaba a entender por qué.

Salimos del recinto y la comitiva del ayuntamiento acompañaron al pintor a su hotel. Los periodistas empezaron a irse a sus periódicos o revistas. Yo decidí descansar un rato y entré en la primera cafetería que vi. Me acerqué a la barra y pedí al chico que servía, un café. Me puse a redactar a limpio mis notas cuando me fijé que el hombre que tenía a mi lado, sacaba su cartera del bolsillo del pantalón y no se percataba de que un papel doblado, que presumiblemente estaba en el bolsillo, había caído al suelo. Pagó y se marchó. Intenté avisarle “señor, mesier, excuse mua, perdone, su papel.” Fue inútil, salía ya por la puerta de la cafetería. Me agaché y cogí el papel. No pude evitarlo y lo desdoblé. Vi que había algo escrito. Leí “S.D. mejor que desaparezca. El águila se encuentra con nosotros. Traslado Berlín 20:45.” ¿Qué demonios era eso? No lo entendía. Una cosa sí que supe que debía de hacer, seguir a ese hombre.

Salí corriendo de la cafetería y en la calle miré en todas la direcciones. Recordaba que ese hombre era rubio y llevaba una chaqueta gris. Miré a la izquierda y luego a la derecha. Le encontré. Fui en su dirección. Me puse a seguirle. No sé si lo que estaba haciendo tenía algún sentido, pero yo sabía lo que había leído en esa nota y había algo de misterioso en todo eso.
El hombre rubio caminaba recto por una calle, luego giró a la derecha y luego a la izquierda. Llegó a un hotel, el Hotel Suizo, entró y posteriormente lo hice yo. Ahí estaba en el hall, encendiendo un cigarrillo. Me fui hacia la tienda donde vendían prensa y revistas y me quedé observándole. Se le acercó otro hombre y comenzaron a hablar. No duró mucho la conversación que mantuvieron. El segundo hombre le dio un sobre y se marchó por donde vino. Mi hombre se dirigió hacia la salida del hotel. Me puse otra vez a seguirle pero cuando salía ya a la calle una mujer tropezó conmigo. No sé de dónde había venido. Empezó a hablarme en francés y no la entendía demasiado. Al tropezar conmigo, se le cayó el bolso y todo lo que llevaba dentro se desperdigó por el suelo del hall del hotel. Empezó a alzar la voz. Me fijé que la gente de por ahí se quedaba mirándonos. Me agaché y le ayudé a recoger sus pertenencias. La mujer seguía hablando. Una chica bonita pero hablaba demasiado, no era mi tipo.
Salí a la calle y ya era demasiado tarde, no pude encontrar a mi hombre de la chaqueta gris. Tuve que dejar de actuar como un detective privado. Cogí otra vez el papel y lo volví a leer. “S.D. mejor que desaparezca. El águila se encuentra con nosotros. Traslado Berlín 20:45”

6 comentarios:

Alelí dijo...

estupendo! sigo leyendo muy contenta este relato.
besos!!!

Anónimo dijo...

no sé yo... sabes? a lo mejor... pero creo que no. no.

Los Caballos de Troya dijo...

Me alegro de que vuelvas Anónimo. No te convence? Bueno, ya sabes que hacemos lo que podemos.
Hasta mañana.

Anónimo dijo...

Hace tiempo que no intervengo en el blog y he visto que hay algunas disputas entre los comentarios. Bueno, no hay que hecharle más leña al fuego, que cada uno opine lo que quiera nos guste o no.

Por otra parte, creo que esta historia está llegando a su fin y sé que en un futuro va a haber cambios en el blog. Yo también tengo proyectos propios que me van a ocupar tiempo y será difícil mi participación aquí. Y espero que puedan dar a la luz pronto (de cara a los nuevos años nos adentramos al fabuloso mundo de los propósitos). Por este motivo voy a despedirme y dar las gracias a los colegas del blog por haberme dado la oportunidad de intervenir con mis pequeñas aportaciones al desarrollo del anteriormente conocido como Caballo de Troya. Todo proceso tiene etapas y para empezar una hay que cerrar otra. Así que por mi parte me despido de mis compañeros de Caballo de Troya/Mundo Generación y que sepan que continuaré como lector y seguidor. Deseo toda la suerte a los componentes que sigan con el nuevo proyecto y que, sobretodo, disfruten mientras lo hagan. Que eso es lo más importante. Yo seguiré con mis blogs propios y animo a todo aquél que le ineterese a que se pase de vez en cuando en Diari de Ficció o Transfusión de (In)Cultura, el cual acaba de cumplir un año de vida.

Ánimo con todo lo que hagáis, que, sea bueno o malo, al menos será auténtico. Suerte y salud!

Anónimo dijo...

Uno menos. hehehe

Unknown dijo...

Me parece que ya se lo que significa S.D.