HISTORIAS DE NUESTRA GENERACIÓN

martes, 25 de diciembre de 2007

Hay cosas que leo y me gustan...

Ayer estuve ojeando la revista magazine, aquella que se vende conjuntamente con varios periódicos los domingos (entre ellos La Vanguardia).
Digo ojear porque eso es lo que hago, pasar las hojas de la revista y sólo detenerme en algún que otro artículo que me puede llamar la atención. Pero siempre paro a leer la columna de la escritora Lucía Etxebarria.
Hoy quiero plasmar en este blog unas palabras suyas escritas en el magazine del día 23 de diciembre:

" ...Hace poco escuché en una conferencia a la psiquiatra Lucía Sutil afirmar que nuestra sociedad se caracteriza por su narcisismo, por valorar a los individuos por su aspecto y sus logros antes que por su manera de ser. De ahí que haya tantas personas deprimidas, porque no se les ha educado a valorar lo que son, sino lo que tienen, y lo que tienen, en esta espiral de consumismo desaforado, siempre parece poco..."

Por cierto, nos hubiera gustado cambiar la dirección a caballodtroya.blogspot pero al final nos ha resultado imposible. Seguiremos con ésta, que tampoco está tan mal. Gracias a los "pequeños colaboradores" por seguir este proyecto, esperemos que sigamos así mucho tiempo..

Escrito por el de Barcelona

4 comentarios:

noe78 dijo...

Buenos días y felices fiestas.
Cuanta razón tiene Lucía...y cuanta hipocresía nos rodea, porque es que encima hoy en día lo que está de "moda" es decir que uno no juzga a las personas por su aspecto cuando en realidad lo sigue haciendo y mucho...
Odio que me juzguen por cómo soy, odio que den por sentado que soy una rubia tonta (típico tópico que me desespera), no sé si seré lista o no, pero me gustaría que antes de pensarlo se pararan a conocerme, odio que me traten como un objeto al que exhibir como un trofeo de caza, odio tener que estar siempre perfecta para los demás, si estoy perfecta o no quiero estarlo por y para mí y a quien le guste bien y a quien no que no mire y todos tan contentos, pero sobreo todo odio que la bara de medir no sea igual para hombres que para mujeres en esta sociedad injusta en la que vivimos...¿por qué a nosotras no se nos permite ningún margen de error en el tema estético? (y no quiero que se entienda esto como feminismo ni mucho menos porque no me gustan los extremos y no soy feminista).
Supongo que todos deberíamos hacer exámen de conciencia en este tema pero yo me niego a juzgar a las personas sin haber mantenido al menos una conversación medianamente larga con ellas...todo lo demás es casual.
Un besazo.
Noelia

Los Caballos de Troya dijo...

Lo que nos va a costar acabar con esa doble bara de medir....
Espero que las dos próximas generaciones nuestras solucionen problemas de este tipo.
Pero para eso, lo importante es qué tipo de educación te comprometes a dar a tus hijos. La clave es en lo que tú les transmitas a ellos... Si somos conformistas todo seguirá igual como antes.

Un saludo desde Barcelona que aquí hoy es festivo....

El primo Alfonso

noe78 dijo...

Buenas tardes.
Aquí en Alicante también es festivo hoy...jajaja
Estoy de acuerdo contigo, qué transmitimos a las nuevas generaciones es muy importante y no sólo importante sino decisivo para cambiar las cosas pero...¿de verdad crees que los padres de hoy están haciendo algo por cambiar la forma de ver el mundo de sus hijos?.Sinceramente, no lo creo y me apena ser catastrofista en este sentido.Estudié magisterio por vocación, me dediqué en cuerpo y alma durante unos años a la docencia y te aseguro que tratar con los padres de hoy en día es como darse cabezazos contra un muro de hormigón...ven la paja en el ojo ajeno...mucho me temo que tendrán que pasar muchas más generaciones para notar algún cambio...De todos modos yo no me conformo sólo con el futuro, intento hacer algo ya, ahora, desde mí misma, intentando hacer exámen de conciencia sobre lo que hago, digo y pienso de los demás...y si hay que rectificar, se rectifica y si hay que pedir perdón por juzgar mal, se pide, sin miedo y sin vergüenza...como dice una amiga mia...la tengo toda, porque no la gasto (la vergüenza jajajaja)
Un besazo guapo.
Noelia

Anónimo dijo...

Me he puesto a mirar tu blog y debo felicitarte. Creo que hay personas que se expresan mejor escribiendo que hablando y, sin lugar a dudas, tu eres de esas personas. Considero que es una terapia muy sana.



En cuanto a lo que dice Lucía Etxebarría:

De ahí que haya tantas personas deprimidas, porque no se les ha educado a valorar lo que son, sino lo que tienen, y lo que tienen, en esta espiral de consumismo desaforado, siempre parece poco..."

Que palabras tan ciertas! Tan sólo discrepo en una cosa: el quererse y valorarse uno mismo debería ser innato, sin depender de que la sociedad o la gente que nos rodea nos valore suficientemente, ni nadie tiene porqué haberte educado antes en ello, no crees?

Estoy de acuerdo con que actualmente existe una espiral de consumismo desaforado, pero cada época y lugar ha tenido su mal en la sociedad. Ahora que la técnica y la ciencia han evolucionado sustancialmente, ahora nos toca el consumismo. Antes había más analfabetismo y violencia. Tan solo hace falta mirar atrás y pensar como debería ser la Edad Media, por ejemplo, una época durísima. Así que bueno, es cierto lo del consumismo, pero el consumismo hoy día constituye un mal menor, pues es salvable con la racionalidad humana, que puede ser capaz de dosificarlo. El consumismo no es malo en sí mismo, pero sí que lo es y mucho cuando, a consecuencia de las brutales diferencias en el mundo (no sólo entre Norte y Sur), hay millones de personas que mueren de hambre cada día. Este contraste es lo que convierte al consumismo en enfermedad y lacra social, o cuando éste constituye una receta al uso para la gente que se siente vacía (razón por la que siempre les “parece poco” lo que tienen). Y lo peor es que todo ello es debido al egoismo humano, lo cual no ha cambiado mucho que digamos desde que el mundo es mundo. Aún así, soy de las que piensa de forma convencida que el mundo se mueve más por amor que por egoismo, al que recurren las personas que han perdido prematuramente la fe en ser felices.