HISTORIAS DE NUESTRA GENERACIÓN

lunes, 24 de diciembre de 2007

Propósito 1: Una habitación para la televisión

Para estas fiestas navideñas, muchos de nosotros siempre preparamos una serie de propósitos de cara al año nuevo con la intención de mejorar en aspectos que creemos que debemos cambiar. Yo por mi parte siempre escribo una larga lista, aunque luego me cuesta conseguir todos los propósitos. Intuyo que no soy el único. De cara a este 2008, a parte de realizar otra lista con cambios para un mejor año nuevo, voy a escribir en este blog una serie de propuestas para cambiar un poco las rutinas que tenemos cultivadas dentro de nuestra vida y que, posiblemente, pueden aportarnos más de una grata sorpresa.

Propósito 1. Para empezar mi participación con los Caballos de Troya, he querido empezar con una propuesta un poco difícil de realizar. Si más no para muchos. Aunque no es imposible. Lo que yo propongo para este 2008 es sacar la televisión del comedor y de todas las habitaciones. De todas excepto de una. Mi idea es crear una habitación solamente para la televisión, donde se goce de las películas tranquilamente o se pueda disfrutar de una buna partida de videojuegos o de una buena serie. No tenemos por qué perderlo, pero sí adaptarlo moderadamente en nuestras vidas.

De esta forma, nuestra rutina cambiaría mucho. Dejaríamos de tener la TV encendida las 24 horas e ir a ver la televisión supondría concentrarse sólo en ello. Esto implica el concentrarnos en las otras pequeñas cosas de nuestra rutina que no paramos atención a la hora de realizarlas. Significa alejar la televisión de nuestras vidas para acceder a ella en pequeñas dosis y de más calidad (ya que perdemos el tiempo delante de la pantalla, al menos que sepamos verla bien). De esta forma comeríamos y cenaríamos sin ver televisión, volveríamos al diálogo entre familias y parejas, y a la atención de nuestras personas más cercanas. Activaría todo esto a la reutilización de nuestras neuronas, que muchas veces las tenemos aparcadas y no las usamos como deberíamos. Hablar, pensar, actuar serían actividades que deberíamos recurrir más a ellas. Disfrutar de los pequeños momentos es muy importante, y muchas veces no nos damos cuenta. Alejar la televisión y aprender a verla con moderación supondría un cambio a recuperar valores que estamos olvidando.

Os animo a probarlo en el 2008. Si veis que no podéis alejaros de la televisión, os daréis cuenta hasta que punto estáis enganchados a la falta de utilización de las neuronas. También podéis seguir ocupando vuestro tiempo libre únicamente con la televisión. Cada uno es libre de elegir.

Escrito por Andreu Pérez Pons

5 comentarios:

Los Caballos de Troya dijo...

El otro día tiré por la ventana los televisores que me sobraban de mi casa. Menos mal que no di a nadie en la calle. Hoy al despertarme, he vuelto a mirar a la calle y ya no estaban. Alguien se los habrá llevado. Por una parte me alegro, seguro que habrá sido una familia que los habrá acogido para estas fechas tan señaladas....

Anónimo dijo...

Muy buenas Andreu, la iniciativa que propones ha hecho que decida por fin desvirgarme en esto de "los blogs".

El propósito que comentas de "encarcelar" a la televisión en tan solo una de las habitaciones de la casa me parece, a priori, algo perverso. ¿Qué nos ha hecho ese cubo de plástico, cátodos y resistencias, para que tengamos que ser tan crueles con el?, desde mi punto de vista, no nos ha hecho nada que ninguno de nosotros nos hubieramos dejado hacer si no quisiéramos.

Somos una generación multimedia. Somos la generación de la televisión. A los que queremos, no nos controla. La dominamos. Tenemos el poder. Si no me gusta lo que me enseña la apago. Yo soy el único que está al mando. Y puedo vivir con ella cuando y donde sea. No me entropece.

Me dejo "atacar" por una sociedad consumista, me dejo "adiestrar" por la clase política, me dejo "deslumbrar" por supuestos comportamientos y vidas ejemplares. Y me dejo, porque, al fin y al cabo, tengo criterio. Estoy en disposición de discernir entre el bien y el mal, entre lo que me conviene y lo que no. Y si algo simboliza para mi "el bien" es la libertad, por eso no se la voy a quitar a nadie ni a nada, arrestándolo entre cuatro paredes.

Liberémonos!

Abrámosle paso!

FREE TV !!!!

Anónimo dijo...

Acerbo, tienes toda la razón en que nosotros somos los que tenemos el manda a nuestro mando. Mi propósito de "encarcelar" la televisión entre cuatro paredes no lo veo como algo negativo para la caja tonta, sino al contrario. Simplemente animo a aprender a ver la televisión, que mucha gente no está educada a verla. Seguramente habrá mucha gente como tú, con criterio de apagar el tv cuando no fluyen contenidos interesantes, pero yo también sé que existe otra parte de la sociedad que al no estar educados en otras alternativas de las que propone la televisión, no sabe hacer otra cosa que mirar lo "que le hechen". A esto me refiero.
Aparcando la televisión y dándole un espacio propio, lo que podemos conseguir (aquellos que lo deseen, claro está) es la posibilidad de aprender a verla, a tener que elegir las franjas horarias y la programación que nos interesa, pero a la vez también desconectarnos de ella cuando no la necesitamos, no tenerla de fondo en comidas y reuniones, y poder gozar más de la vida fuera de la televisión.
Para mi es un simple propósito que da buen resultado a la calidad de vida. y eso lo puedo corroborar.

Anónimo dijo...

Hola!

Acabo de leer el propósito de tener una habitación sólo para el televisor y me parece estupendo.
Siempre he pensado que, a ser posible, en una casa cada habitación debe tener su función. Y por ello debe haber una sala destinada al ocio, donde poder ver la tele, jugar a los videojuegos, etc.. Creo que así me da la impresión de que el hogar está más equilibrado y hay mayor calidad de vida.
Me gusta poder tirarme en el sofá para relajarme sin tener que oir de fondo el programa de turno que haya puesto alguien en la televisión, comer conversando con los demás, y que ellos puedan hacer lo mismo cuando quieran, sin entrometerme en su intimidad o descanso. Y cuando nos plazca, ahí está la sala.
Afortunadamente ya ha pasado la etapa de adolescente en casa de los papis, sin más espacio propio que la habitación, donde duermes, comes, estudias, usas el ordenador, lees, ves la tele…¡qué horror!
A lo mejor el de Madrid vive solo y por eso no aprecia las ventajas de esta idea, pues ante la ausencia de otras personas se pude ver la televisión como una forma se suplir la falta de comunicación. Pero incluso estando solo, qué mayor placer que estar en el salón, sin la presencia de esa caja que tanto abulta (aunque sea plana) y afea, y poder disfrutar de un buen libro, o cenar hojeando un periódico, o simplemente, pensar o reflexionar sobre millones de cosas, para lo que, en la época que vivimos, según parece nunca encontramos tiempo.
Ahora bien, no hay que autoengañarse. Por mucho que predique, quien se define como generación multimedia, comerá delante del televisor y pasará ante él las llamadas “horas muertas”, es decir, aquéllas que no ocupamos con obligaciones o compromisos.
No se trata de autocontrol, o poder, o libertad. Se trata de una decisión que define tu estilo o modo de vida.
Tampoco entiendo porqué esa idea de represión y encarcelamiento de la televisión. ¿Acaso no está también entre cuatro paredes cuando la ubicamos en el salón, en la cocina o en el dormitorio? A no ser que vivas en un loft, claro…
Por eso, la posibilidad de tener una habitación sólo destinada para el ocio e incluir en ella el televisor, para mi eso es libertad.

Anónimo dijo...

Sólo una duda técnica ante esta propuesta...

En un estupendo piso de protección oficial de 30 metros cuadrados, ¿Qué es mejor substituir por ese cuarto para la tele?... la cocina americana o la taza del water...
Y ahora me voy a hacer un pis (mientras pueda)